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ESCULTORES VALLISOLETANOS OLVIDADOS: Dionisio Pastor Valsero (1869-1937)

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Con Dionisio Pastor Valsero ocurre otro tanto a lo que ocuría con el escultor Ángel Díaz, y es que pese a no haber nacido en Valladolid, aquí desarrollaron gran parte de su vida y su obra. Hay una diferencia: Ángel Díaz vino a Valladolid ya formado y con un puesto ya garantizado, mientras que Dionisio Pastor Valsero se formó en la propia ciudad, a la que llegaría muy joven, y a la que volvería años después como maestro.
Nacido en Zaragoza en 1869, no se sabe cuáles fueron los motivos que obligaron a su familia a establecerse en Valladolid ni en qué momento se produjo el cambio de residencia, pero lo cierto es que en 1883, a los catorce años, el joven Dionisio estaba matriculado en la Escuela de Bellas Artes dirigida por la Academia de la Purísima.
Debía de poseer grandes cualidades para la escultura cuando aquel mismo año obtuvo en el concurso anual el premio de la clase de dibujo de adorno por una Cabeza, en barro cocido, copiada de una acuarela de Pradilla. En 1884 volvió nuevamente a ganar en el certamen, en esta ocasión por un bajo relieve, en barro cocido, cuyo tema había sido copiado de la revista La Ilustracióny que tenía por título Vendedora de periódicos.
Cabeza
Vendedora de periódicos
Pastor Valsero consideró siempre como a su primer maestro a don José Martí y Monsó y bajo su dirección estaba cuando en 1886 asistió a la Exposición de la Academia con una serie de obras entre las que figuraba la titulada Una precocidad que aunque mereció de Ortega y Rubio el calificativo de “trabajito”, la Corporación juzgó merecedora de recompensa.
Una precocidad
En 1887 realizó una nueva obra que mereció premio. Se trataba de Dar de comer al hambriento, con la cual obtuvo la primera distinción en el concurso de aquel año y supuso el anuncio de que la personalidad artística de Pastor Valsero estaba madurando, como se demostró en el curso siguiente cuando a sus diecinueve años consigue nuevamente la máxima calificación del jurado por su bellísima obra La vuelta de la pesca, presentando también el grupo de La lección.
Dar de comer al hambriento
La vuelta de la pesca
La leccióm
Aunque se ha pensado que Martí y Monsó le aconsejó marchar a estudiar a Madrid, es de suponer que los motivos que le llevaron a marchar a la capital fueron el éxito obtenido y el convencimiento de que debía ampliar su horizonte. Allí en Madrid estuvo durante una época “enfermo y desvalido”, aunque fue durante ese tiempo en el que conoció al escultor Jerónimo Suñol, a quien eligió por maestro. Tal vez fuera Suñol quien le aconsejó que hiciese un viaje a París donde hizo una nueva versión de la Vuelta de la pesca que presentó a la Exposición Nacional de 1890 ganando tercera medalla de plata. Parece ser que este viaje a Francia le sirvió para “depurar el gusto y buscar los efectos en esa extrema sensibilidad estética a que aspiran con sus obras los artitas franceses”.
En una de las ocasiones en que presenta obras a una exposición local la prensa vallisoletana lo definía como “Estudia con ahínco y adelanta de una manera notable”. A esa exposición acudió con dos retratos, un estudio y el grupo Un cazador atrevido, con el que se deshacen en elogios (“primoroso estudio del desnudo hecho con libertad y modelado con talento. La postura es violentísima y sin embargo ha sabido vencer los obstáculos propios de este muchacho que se dispone a echar mano a la lagartija que ha descubierto, no puede demostrar mejor el gozo que experimenta por verse ya dueño del pequeño animalito”). La prensa no carecía de razón pues en 1892 Pastor vuelve a ser premiado por su grupo Revelación en la Nacional de Bellas Artes, y nuevamente es tercera medalla la que le otorgan. La composición representaba a “una joven adolescente, totalmente desnuda, en actitud de curiosa sorpresa ante el grupo que a sus pies forman dos palomas arrullándose”.
La vuelta de la Pesca (segunda versión. Realizada en París)
El 20 de enero de 1892 fue nombrado por Real Orden como profesor Ayudante de Dibujos de Adorno, Modelado y Vaciado de Adorno y Figura en la Escuela vallisoletana de Bellas Artes. Cuando se encontraba a punto de concursar en Madrid para una cátedra de Modelado y Vaciado tuvo que incorporarse en 1893 al ejército como reservista activo, marchándose a Tarragona en donde tuvo problemas, por haber abandonado el servicio para venir a Valladolid a seguir impartiendo sus clases.
El escultor, que por entonces vivía en la calle Colón, expuso en Madrid, en la IV Bienal del Círculo de Bellas Artes, una escultura titulada Un remendón y en Valladolid el busto en barro de una Gitanilla muy conocida entonces en la ciudad por entonar canciones mientras practicaba la mendicidad en el Campo Grande.
Sepulcro del Obispo Bertrán (Convento de San Esteban, Salamanca)
En 1895 el Consistorio vallisoletano le encargó la realización del busto-medallón de Zorrilla. La obra, que tenía acabada el 1 de mayo, debía ser realizada en mármol, debiendo instalarse en la fachada de la casa donde nació en poeta, lugar en el que aún se encuentra. Hay que señalar que el 16 de febrero de ese año Valsero tenía modelado en barro el busto del poeta y debía pretender vaciarlo en bronce en contra de la opinión de la comisión gestora del homenaje.
A la Exposición Nacional de este año de 1895 envió su composición titulada ¡Qué fría está!, otro estudio de desnudo que esta vez no consigue destacar por encima de otras obras presentadas. Representa a un muchacho introduciendo un pie en el agua antes de arrojarse al baño. Es de tamaño natural, la figura aparece desnuda, de pie y apoyada contra una roca, teniendo el brazo derecho extendido hacia adelante.

Busto-Medallón de Zorrilla (Casa-Museo Zorrilla, Valladolid)
Retrato del niño Carlos Gómez
Retrato de Luciano Sánchez Santarén
Pastor Valsero no volvería a ser premiado en ningún otro certamen nacional, parece como si a partir de entonces su estrella se hubiera apagado. En los últimos años que residió en Valladolid modeló para el palacio de Capitanía General una figura alegórica titulada España, y se ofreció para modelar gratuitamente la estatua que se determinó dedicar en 1897 al poeta Zorrilla pero su oferta fue declinada, eligiéndose la de Carretero.
Consiguió finalmente ser nombrado Profesor titular de su asignatura y en 1901 abandonó Valladolid. La última obra que realizó aquí fue la decoración de figuras de angelotes y cariátides de la fachada del antiguo Círculo de la Victoria que después se convertiría en Círculo de Recreo; y acababa de modelar por entonces el busto de Don Germán Gamazo. Al despedirse regaló a la Academia, que no le había contado nunca entre sus miembros, una figura de San Sebastián (la escultura, en yeso, debe de ser la misma que le correspondió realizar en 1899 cuando se presentó a la oposición para becario en la Academia Española de Bellas Artes en Roma). Después tomó posesión en la Escuela de Almería para seguidamente, en el mismo año, ir a trabajar a Sevilla, y finalmente a Palma de Mallorca en donde se encontraba en 1930.
San Sebastián
Aún en Palma, el 17 de noviembre de 1936 fue encarcelado en el campo de concentración de Son Catlar (Campos), debido a su ideología progresista, a su apoyo al gobierno legal de la República, y a su militancia en una logia masónica. El 27 de enero fue puesto en libertad, aunque ese mismo día fue asesinado por los que le habían encarcelado.
Su obra, por lo general, se basa tanto en retratos como en temas anecdóticos o de género, siendo muy escasas sus producciones religiosas y alegóricas. Su colección de retratos cuenta con un buen número de ejemplos. Así por ejemplo, tenemos el medallón de Alberto Macías Picavea (Valladolid. Colección particular) efigiado de perfil, modelado en barro cocido en 1897, y el busto de Germán Gamazo (1901), que sería su última obra vallisoletana; con anterioridad había modelado otros dos, más el busto de una gitanilla muy popular que cantaba en el Campo Grande, y el medallón de Zorrilla (1895) en una placa de mármol colocada en la casa natal del poeta, al que representó con el realismo que siempre practicó, de perfil y en edad ya madura. Del mismo año es el retrato del pintor Luciano Sánchez Santarén, con el que coincidió en la docencia en la Escuela de Bellas Artes de Valladolid. Es un buen retrato realista realizado en barro cocido.
Retrato de Alberto Macías Picavea

BIBLIOGRAFÍA
  • ALONSO PONGA, José Luis (coordinador): La semana santa en la tierra de campos vallisoletana,Grupo Página, Valladolid, 2003.
  • PLAZA SANTIAGO, Francisco Javier de la (coord.): Historia del Arte de Castilla y León. 7, Del Neoclasicismo al Modernismo, Ámbito, Valladolid, 1998.
  • URREA, Jesús: La escultura en Valladolid (1850-1936), Caja de Ahorros Popular de Valladolid, Valladolid, 1984.
  • URREA, Jesús: Real Academia de Bellas Artes de la Purísima Concepción: pinturas y esculturas, Diputación Provincial de Valladolid, Valladolid, 1998.

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